miércoles, 24 de diciembre de 2014

Cuento para reflexionar: Los tres árboles soñadores

Los tres árboles soñadores


Había una vez hace mucho tiempo, tres arboles en una colina de un bosque.

Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas y el primero dijo: "Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con un labrado muy fino y todos verán mi belleza".

El segundo árbol dijo: "Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, fuerza y armadura".

Finalmente, el tercer árbol dijo: " Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos, y cuán cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordará".

Después de unos años de que los árboles oraban para que sus sueños se conviertan en realidad, un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles. Cuando uno vió al primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.

El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto". El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol; éste estaba muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad.

El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol que corte, así que tomaré este". Y cortó al tercer árbol.

Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fué convertido en un cajón de comida para animales, fué puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal, pués eso no era por lo que tanto había orado.

El segundo árbol fué cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fué puesto en un lago. Y vió como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes había llegado a su final.

El tercer árbol fué cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.

Años mas tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían orado.

Entonces, un día, un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dió a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fué transformado el primer árbol.

El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este pesebre debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que ese día había contenido el más grande tesoro de la historia.

Años mas tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol.

Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo :" ¡Calma! ¡Quédate quieto! ", y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dió cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Finalmente, un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. Fué puesto a las espaldas y fué cargado por las calles, al mismo tiempo que la gente se burlaba y escupía al hombre que lo cargaba.

Se detuvieron en una pequeña colina y el hombre fué clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dió cuenta de que el fué lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús, el Hijo de Dios, había sido crucificado en él.

La moraleja de esta historia es que cuando las cosas no vayan como nosotros esperamos, siempre debemos saber que Dios tiene un plan para nosotros. Si ponemos nuestra confianza en Dios, Él te dará grandiosos regalos a SU tiempo y en su momento. Cada uno de los árboles obtuvo lo que siempre quiso, sólo que no en la forma en que lo habían imaginado.

No siempre sabemos cuales son los planes de Dios para nosotros. Solamente sabemos que sus caminos no son nuestros caminos, pero siempre son los mejores.


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